martes, 23 de marzo de 2010

Hola a todos. En esta ocasión publico yo, Inés. Espero que os guste :)

Recordaba la última vez que se había salido de lo habitual. Había sido un regalo de su tía. Era alegre, llena de color, divertida. Le gustaba mucho.

-Qué camiseta más fea –fue lo primero que oyó.

En cualquier otra ocasión se habría callado y asumido que tenía razón, pero aquel día algo le dio fuerzas y fue capaz de responder:

-A mí me gusta.

El tiempo se detuvo. Varias cabezas clavaron su mirada en ella. La presión era tangible. El silencio se convirtió en asfixiante y deseó con fuerza encontrar la palabra precisa y exacta que fuera capaz de romperlo. Pero se adelantaron.

-Es horrible.

No volvió a discutir. En cuanto llegó a su casa la guardó en el rincón más profundo de su armario, donde escondía el resto de cosas que la hacían ser diferente. Decidió entonces sumirse en un luto eterno que la acompañaría hasta el final de su existencia. A partir de aquel día, solo vistió de negro.


miércoles, 3 de marzo de 2010

Ser escritora

Hola a todos! Sentimos el retraso, pero es que estamos en plena época de exámenes y nos ha sido imposible publicar semanalmente. Esta semana publico yo, Patricia Rodríguez. La verdad es que no quería hacerlo, porque como bien me dice mi buena y maravillosa (además de guapa) amiga Inés, soy estúpida perdida y no soy capaz de apreciar el don que me han entregado y por el cual consigo escribir cosas como ésta. A partir de ahora me comprometo a que me gusten más mis propios escritos para no ser castigada :)


Me sumerjo en un profundo océano gobernado por palabras con la esperanza de encontrar aquella que anhelo día y noche. Sin embargo se resiste a huir de su escondrijo de cristal porque sabe que la busco y teme ser atrapada. Todavía hoy no soy capaz de expresar lo que siento. Quizá sea bueno, pues las promesas flotan en el aire y una vez suspendidas, sufren la condena de no ser recuperadas nunca. Como en una cárcel etérea.

Giro lentamente en un bucle que marea. Las espirales se condensan con deseos inalcanzables que engloban mi realidad más pura. Es tanta la inocencia que el poner los pies sobre la tierra me despierta con un vaso de agua fría. Y mientras los huesos se calan hasta lo más hondo, mi mente trabaja por sí sola, para convencerme de un remedio intolerable. En el preciso momento en que los ojos se han vendado, una escopeta de ilusiones arremente contra mis asustadas ideas. Los pensamientos se inundan del color del arte. De nuevo en la ecatombe, me pregunto una y mil veces de qué estarán hechas las ensoñaciones de un genio, y por qué las mías se trabaron en el intento. Maldigo el azar, por concebir y repatir daño. Agradezco al mundo la existencia de los delirios por los que suspiro. Lloro cuando se torna todo negro, pues es el mismo riachuelo helado el que me recuerda que se acabó el hechizo, responsable de teñir el trasfondo de mis sueños.


Nota: Realmente he publicado yo, Inés, aunque el relato es, por supuesto, de Patricia. Ha sido un pequeño ajuste de cuentas que la debía ;)

PD; Pat: he cambiado la contraseña del blog. Para evitar posibles modificaciones futuras de esta entrada. Espero que no te importe :)