lunes, 24 de diciembre de 2012

Des-orientados

Recuerdo que hace unos años, mi querida Joticboja me dijó que las Navidades eran épocas para publicar relatos alegres. Así pues, en su honor, os dejo este relato que escribí hace un tiempo.
¡Feliz Navidad a todos! :)

-Te lo dije. Mira que te lo dije.
-¿El qué exactamente, don sabelotodo?
-Que no sabías cuál era el camino.
-¿Y por qué no guiaste tú, sin tan seguro estabas de dónde estábamos?
-Oh, vamos, no me vengas con esas.
-¿Podéis parar un rato? Estoy intentando pensar.
-¿Pensar? Lo que tendríamos que haber hecho es preguntar en el momento en el que lo dije. Pero claro, como el señorito estaba tan seguro de sí mismo…
-Te quejas demasiado para lo poco que haces.
-Al menos, lo que hago no hace que nos perdamos en mitad de la nada.
-Y nada. Que no se calla.
-Patán.
-Del Este… del Este tenía que ser…
-¡Sois peor que dos niños pequeños! Parece mentira… a vuestra edad y actuando como críos…

Y, en ese momento el silencio se hizo.

Una estrella, que pasó  la Historia con el nombre de Fugaz, atravesó el cielo.
Y los tres Reyes Magos de Oriente lograron llegar a Belén a tiempo.

A todos nuestros lectores que se pasan alguna vez por el blog. ¡Feliz Navidad!

jueves, 6 de diciembre de 2012

La historia de Tú y Yo

Publico de nuevo yo, Inés, en esta ocasión con una especie de cuento al que tengo especial cariño. Espero que os guste ;)

Tú nació exactamente cuatro meses después que Yo. Dios había empleado la misma materia para crear a ambos pero, por un fallo en el reparto, Tú se entregó con retraso.
El día que los creó Dios estaba cansado.

Tejer almas agota a cualquiera y tras una dura jornada de trabajo, y creyendo que nadie lo veía, Dios, como si de un simple mortal se tratara, hizo un apaño. Sí, sí, un apaño: cogió el montón de esencia que acababa de crear, destinado para dar a luz a una única persona, y lo dividió en dos mitades. “Encargo del día finalizado” pensó orgulloso tras exhalar sobre ellos su aliento. No pareció darse cuenta, hasta que no fue demasiado tarde, de que la cantidad creada era insuficiente para originar a dos seres completos.
Así surgieron Tú y Yo, inacabados de nacimiento. Las casualidades del destino colocaron a cada uno en una ciudad distinta, así que crecieron durante años sin conocer la existencia del otro.

Fueron tiempos felices en los que no merece la pena detenerse: cada uno llevó su vida de la forma más sensata y apacible posible. Probablemente Dios, preso de la más absoluta de las culpas, se encargó de que nada importante les faltase, para tratar de remediar así el error que la vaguería de aquel lejano día aún arrastraba. Sin embargo, con todo y con eso, había algo que no funcionaba: los dos notaban un hueco cuya explicación escapaba a sus mentes, por ser algo incomprensible para seres terrenales. Estaban enteros pero algo les impedía sentirse completos.
Dicen que las esencias funcionan como imanes, que por mucha que sea la distancia que las separe, terminan siempre encontrándose. Desconozco si fue éste el motivo pero, sea como fuere, y por la más remota de las suertes, Tú y Yo coincidieron a dos años de cumplir la veintena, en un viaje que sin saberlo marcó el Antes de sus vidas.

Y así, poco a poco, la situación cambió, configurándose por fin la pieza del puzle que ninguno de los dos poseía.
Yo se sintió más Tú. Tú se hizo más Yo. Y ambos comenzaron a pensarse en términos plurales.

 Fue aquel el instante en el que nació Nosotros.  Y ni Tú ni Yo volvió a sentirse solo.
A Tú de Yo. Por el año de Nosotros.

http://www.youtube.com/watch?v=WrYo5Bsb28U